Me has visto florecer de ti y aunque no recuerdo la primer vez que te vi se que sonreí de felicidad al conocerte. Aun siento el calor de tus brazos, siempre veo mi felicidad en el cansancio de tus ojos y me alegro al escuchar tus palabras tiernas y llenas de aliento, sigo tus pasos, MADRE MIA , ya he crecido y nada ha cambiado te abrazo con la misma inocencia que cuando era un chiquillo, y te miro como si fuera la primera vez, madre mía, se que el tiempo pasa, pero yo seré siempre tu hijo, viviré para hacerte feliz. Gracias por darme tu ser.
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